Suele decirse -yo misma lo he afirmado en distintas ocasiones de mi vida- que la verdadera amistad se demuestra en los momentos difíciles.
Lo admito. Me equivocaba. Acerca de este asunto he reflexionado mucho en los últimos tiempos.
Si analizo mi experiencia al respecto, la premisa es justo la contraria. Cuando una persona sufre es fácil acompañarla. El abrazo de rigor, el lamento, la frase de ánimo, ese hombro que se ofrece para apoyarte o esa mano tendida para andar a la par.
Además, la sociedad defenestra a quien no es capaz de tener conmiseración con alguien que padece una enfermedad, que llora una pérdida...
Sin embargo, aquí viene la clave de la cuestión, ¿alcanza tu lealtad para alegrarte de los logros ajenos sin que te visite la envidia? Y de generosidad... ¿Cómo andas? ¿Cederías tu brillo para iluminar a quien, en tu entorno, persigue un reto?
Qué mal le sientan a ciertas personas las decisiones de sus amistades. Cuando tratas de materializar tus sueños, les cuesta sentarse en primera fila para que su luz ilumine tu esfuerzo.
No es el caso de quien ocupó los sillones de la Librería Argot, el pasado viernes.
Sentían verdadero orgullo. Encontré en sus ojos la ilusión que les provocaba mi presencia allí, en una librería de ensueño, en el espacio reservado para la escritora, junto a "La casa de las glicinias".
Conversaba sobre mi novela al ritmo de sus corazones, como si cada uno de ellos fuese un diapasón que me daba el tono al que anclar mi recorrido emocional hacia nuevo rumbo que ha tomado mi vida.
No cabía otra cosa. Lleno total en la Sala de Actos de Argot y en mi arsenal de buenos deseos. Cuánto afecto, cuánto cariño sincero.
Señorial, popular, distinguida y cercana. La Librería Argot apuesta por difundir la Lectura y defender la Cultura. Son lugar de referencia y encuentro.
Son un fabuloso y entrañable hogar de libros.
Agradezco el trato recibido, la gran cordialidad demostrada. El apego hacia mi novela y mi actividad literaria. Gracias Argot.
Gracias, amistades, lectores y lectoras.
Gracias, gracias, gracias.
(El titular es suyo, a mí no se me hubiese ocurrido...)
Si aquella tarde no pudiste conseguir la novela, Argot la tiene en su página: Clicad aquí.
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